Por los límites de nuestra ciudad pero…¿en qué época?

El pasado sábado 18 de mayo un nutrido grupo de 27 participantes realizó la visita urbana Cerro San Miguel-Albayzín, la última de esta tipología de actividad que desarrollaremos en la puesta en marcha por parte de la Fundación Caja Rural de Granada, de esta iniciativa, Ecodías. En unos días, con la Gymkhana natural que se ejecutará el domingo 2 de junio, daremos por concluida la temporada.

Una quedada que se volvió a programar al anochecer, pues era objeto importante de nuestro paseo poder disfrutar de la espectacular puesta del sol que hay desde el entorno alto de la Muralla Nazarí. Pero hasta llegar allí, y mientras salvábamos la cuesta, unas cuantas paradas para ir descubriendo algunos de los tesoros más desapercibidos del entorno. Un palacio de los Córdova que se mueve, un molino que atestigua el paso de una acequia, una plaza del Peso de la Harina rodeada de interesantes restos patrimoniales, un par de aljibes, unas plazas y calles cuyos nombres nos van dando pistas de lo naturalizado que se encontraba este lugar en antiguos periodos históricos. Y así, poco a poco, cogiendo aliento, ya al pie de la Cruz de Radua, empezaron unas vistas que no tienen precio.

Y para nuestro tramo final no elegimos el ascenso fácil, sino el más interesante, el que entre empinadas cuestas de arena y chinos nos pasaba con senderos y plazuelas en el que las cuevas trogloditas son las protagonistas. Un especio que nos permitió comprender el lugar como un espacio con una historia única y con un resultado final más único aún. Un lugar al límite de nuestra ciudad, lugar de acogida y estancia no solo de diversos grupos humanos (gitanos, musulmanes, desplazados, etc.), sino en el que hasta sus emblemáticos símbolos naturales, la pita y la chumbera, refleja esa particular idiosincrasia.

Desde arriba, la ciudad a nuestros pies, mientras la noche cogía protagonismo, reflexionamos sobre el origen de esta la última muralla protectora de la ciudad, analizamos el crecimiento urbano de la ciudad a través de sus sistemas defensivos, conocimos algunas leyendas del entorno, etc. Y puesto el sol, nos dejamos caer.

Puerta de Fajalauza y su cerámica, un entra y sale de “la ciudad” por las murallas Nazarí y Zirí, la Puerta de las Pesas, de Monaita, de la Justicia, el Aljibe del Rey, el Arco de las Monjas, el Palacio de Daralhorra, fueron salpicando nuestro andar por este límite amurallado de la ciudad, en el que, además de conocer esos lugares, algunas leyendas y habladurías populares dieron una nota del humor con el que se intenta barnizar estas propuestas.

Un broche perfecto para concluir las visitas urbanas de esta temporada, acompañados por unos asistentes fieles a la iniciativa, colaboradores en las propuestas e inquietos en su aptitud, que hacen fácil el trabajo de los guías y que paseo tras paseo descubren o redescubren esos lugares que hacen de Granada un lugar del que sentirse orgulloso, pero por el que tenemos que seguir luchando para que su rico y diverso patrimonio histórico, cultural, etnográfico, natural, etc. sea puesto en valor, conservado y conocido por todos, especialmente, por aquellos que habitamos el lugar.

Deja un comentario