Fue casi la carta de presentación de todos los participantes que fueron llegando al punto de encuentro de esta última actividad de la segunda temporada de ECODÍAS, de la Fundación Caja Rural de Granada, el Sacromonte, “parece que hoy va a hacer calor, ehh” y cosas por el estilo.
Y las predicciones se cumplieron. Este primer veranillo adelantado, al que siempre cuesta ir adaptándose, hizo que tuviésemos que adaptar un poco la jordana, especialmente buscando las sombras para las paradas y, por decisión mayoritaria entre los participantes, cambiando la ascensión final a la Abadía del Sacromonte, ya en plenas hora de calor, por un refresco en el Museo de las Cuevas del Sacromonte, que aprovechamos para acabar de presentar y dialogar sobre la fascinante historia de los Libros Plúmbeos. Pero empecemos por el principio.
Valparaíso llamaban a ese camino que salía de Granada hacia tierras de Guadix y en el que apenas había presencia humana. Pero sin duda alguna, el Darro y su bosque asociado, con ese fondo de la Alhambra siempre presente, alentaban esa nominación.
Tras la llegada cristiana, por distintos motivos, este barrio extramuros de Granada, factor que le confiere unas características particulares que posibilitarían un mestizaje e idiosincrasia especial que llega hasta nuestros tiempos, se va poblando por distintos grupos, moriscos y gitanos “expulsados” de la ciudad, cristianos atraídos por los descubrimientos religiosos de la zona, inmigrantes provenientes del entorno granadino que vienen a buscarse la vida a nuestra ciudad, etc. Y poco a poco ese camino de arena original se convierte en un crisol de culturas del que surgen fascinantes valores patrimoniales, como el flamenco del Sacromonte.
La ocupación del lugar pudo realizarse por un factor esencial, esas poblaciones desplazadas encontraron un territorio fácil de horadar, donde hacerse una infravivienda en la que cobijarse de las inclemencias, era relativamente fácil y barato. Y el ambiente troglodita, junto con el crisol de culturas, marca el devenir de este barrio, convirtiéndolo en el barrio más singular de Granada, un lugar único en el mundo que sin duda alguna merece la pena visitar. Poco a poco, asociados a distintos eventos, las cuevas van mejorando y apareciendo, ya en tiempos muy actuales, un barrio donde las cuevas son otra cosa, aunque sin dejar de existir la zona “más salvaje”.
Valparaíso pasó a llamarse Sacromonte, por unos hechos de los que aún quedan muchos capítulos por descubrir, y que te animamos a conocer en la próxima convocatoria de esta actividad. Pero esta historia enmarca un hecho del que todos los granadinos deberíamos de reflexionar: Vivir en Granada merece mucho la pena, tanto que uno puede llegar a renunciar a otras cosas importantes por seguir viviendo en ella. Así que, en nuestra mano está que el impresionante patrimonio que encierra nuestra ciudad siga aquí para las futuras generaciones, para que los granadinos del mañana sigan sintiendo esta tierra como parte de su ser.
Esperamos poder anunciaros pronto que existirá una nueva edición de ECO DÍAS, hasta entonces, que os vaya bonito.













