Hoy vamos empezar nuestra noticia con dos citas.
La primera de ellas, de Víctor Hugo:
“Nada hay más funesto y más empequeñecedor que las grandes demoliciones. El que echa abajo su casa, echa abajo su familia; el que echa su morada, destruye su nombre. El viejo honor es el que está en estas viejas piedras”.
Y la segunda, de un granadino ilustre, Ángel Ganivet:
“Contra un pueblo que renuncia a ver el agua que corre a sus pies y el cielo que tiene sobre su cabeza no queda más recurso que echarse a llorar”.
Estas citas encajan perfectamente con la primera de las actividades de la Segunda Edición de ECO DÍAS, una iniciativa de la Fundación Caja Rural de Granada, que se realizó el pasado sábado 5 de octubre, la visita El centro de Granada.
Y es que el centro de nuestra querida ciudad ha cambiado mucho a lo largo de los años, y la aparición de la Gran Vía y el embovedado del río Darro han sido dos de esos momentos significativos que supusieron una drástica modificación de nuestro paisaje urbano más cercano. Así que, conocer un poco el origen de esas modificaciones y la significancia de las mismas fueron unos de los asuntos tratados en esa visita.
Afortunadamente “no se perdió ningún asistente”, en un centro abarrotado de gentes, que aunque en ciertos momentos dificultó nuestro andar, no limitó el trabajo planificado.
Pasamos tantas veces por estas calles que parece mentira que aún nos queden algunos asuntos que descubrir, pero suele pasar. Vamos de viaje y conocemos lugares remotos al dedillo y lo más cercano mucha veces pasa por desapercibido.
Un centro granadino que siempre fue núcleo central de la vida de la ciudad, donde los lugares más simbólicos del periodo musulmán estaban presentes (la Madraza, la Mezquita Mayor, la Alcaicería, el Corral del Carbón, etc.). Hecho que también sucedió en el periodo cristiano (La Catedral, El Cabildo, La Capilla Real, etc.). Y lugares que con casi igual uso persistieron en el tiempo, como puede la céntrica Bibrambla.
Pero como caracteriza a nuestros paseos, nuestro patrimonio es más que el conjunto monumental, es también la naturaleza, las tradicionales, el paisanaje, etc. de los lugares que visitamos. Así que los árboles más significativos de nuestra jardinería urbana presentes en plazas y calles (ginkgo, plataneros de paseos, tilos, etc.), los orígenes de nombres de sitios transitados (plaza de los Lobos), historias de fantasmas (el fantasma de Diputación), restos escondidos del patrimonio (restos de muralla del periodo musulmán), etc. también tuvieron su espacio protagonista en este paseo de inauguración de temporada.
Unos paseos que no tendrían sentido alguno sin los participantes, de nuevo un nutrido grupo de personas inquietas, que en apenas unas horas cubrieron las plazas disponibles, y que paseo tras paseo, visita tras visita, van percibiendo la ciudad como un conjunto de capas que a lo largo del tiempo, con las pérdidas y aportaciones que los cambios producen, nos regalan un nicho donde vivir como no hay en ningún otro sitio.
¡Ya estamos en marcha! Esperamos compartir con vosotros las próximas jornadas.
















Nos gustó mucho. Muchas gracias!
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